Estos días corre la noticia del
cambio en el “me gusta” de las páginas de Facebook.
Muchos serán los que se lleven
las manos a la cabeza tras esta noticia.
Claro que, bajo su punto de vista, es completamente comprensible. Adiós a esos euros invertidos en comprar
seguidores, adiós a esos amigos y familia que te seguían por compromiso, no
porque realmente les interesase el contenido, adiós a todas esas cuentas fakes
(que en Facebook también las hay, y muchas).
Otros aplaudirán y dirán:
bienvenido al contenido de calidad, bienvenidos a todos los fans que realmente interactúan.
Pasen, entren y siéntense. Mantengamos
unas conversaciones coherentes, sin los:
- ¡¡Eres genial!! ¡¡Que guay!!¡¡ Qué
bonito!! ¡¡Me encanta!!
-¡¡Tú sí que eres genial!! Guiño guiño.
Facebook no es la primera vez que
perturba a las masas, ya lo hizo con el cambio en sus estadísticas. Y pasó lo mismo, gritos lloros y lamentos. Yo
me alegré. Ahora estamos en el mundo real.
Pero pensemos y meditemos. ¿Realmente
la calidad se compara con la cantidad? Yo solo digo que hay poco caviar.
Si algo he aprendido es a sacar
lo positivo de todas las situaciones. Aprovechemos esta oportunidad para
invertir en innovación, para estrujarnos el cerebro, para crear un cambio en la
forma de comunicar. En definitiva para dar a esos fans algo extra, y no
dedicarnos a imitar a nuestra competencia.
Seguimos debatiendo sobre Redes Sociales, navegantes.
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