Tras los tres artículos publicados sobre los diferentes experimentos sociales que llevaron a cabo Milgram, Zimbardo y Asch llega la hora de sacar las conclusiones.
Esta influencia social
normalmente es indirecta, pues nadie nos obliga a hacerlo. De alguna manera,
nos han educado en una visión grupal para darle una estructura a la vida social
y laboral. Si todos nos comportáramos de manera individualista, la existencia
del hombre tendría los días contados.
Estos tres experimentos podemos
decir que siguen la teoría de la atribución situacional. Es decir, que la
actuación depende de la situación en la que te encuentres, no de tu
personalidad como individuo.
Es curioso observar que, también
en los tres experimentos, los participantes basaban su conducta en cómo se esperaba
que se comportasen y como esta iba siendo modelada conforme avanzaba el
experimento a través de estereotipos preestablecidos.
Algunas críticas aseguraban que
estos experimentos solo eran esos, experimentos. Sin embargo, no hace falta que
más mirar la historia para darnos cuentas que estos ensayos reflejan la vida en
sí misma. No hay que olvidar que todos
los experimentos surgen para obtener una respuesta de actos inexplicables como
los comportamientos alemanes contra los judíos.
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